Seguro que alguna de estas preguntas ha pasado por tu mente pero nunca te has atrevido a lanzarlas. Le damos respuesta a algunas de ellas:
¿Me perjudica practicar sexo antes de las competiciones o entrenamientos importantes?
Psicológicamente es beneficioso y se ha demostrado que el sexo no influye en el rendimiento físico si hay al menos de dos horas de descanso.
¿Puedo lesionarme practicando sexo?
Siempre habrá excepciones, pero el sexo es uno de los ejercicios más seguros. Incluso si ya padeces una lesión.
El sexo puede ser considerado deporte, ¿eso incluye también a la masturbación?
La masturbación es un ejercicio de menor intensidad que el sexo. No obstante, ambos son excelentes actividades cardiovasculares y psicológicas.
¿La actividad sexual es más completa físicamente si cambias a menudo de pareja?
Por norma general el ejercicio que te causa menos estrés es más beneficioso (y buscar nuevas parejas puede resultar algo estresante), pero dependerá de tus hábitos. Lo que sí que está demostrado es que el acto sexual con pareja habitual es psicológicamente mejor.
¿Qué es más beneficioso desde el punto de vista de la salud, un coito o salir a trotar media hora?
Ambos pueden ser igual de buenos. Tanto física como psicológicamente. Siempre, en el deporte y la salud, lo ideal es alternar varios deportes.
¿Qué hábitos abren el apetito sexual?
Te adelantamos que los mitos sobre los efectos afrodisíacos de las ostras y el marisco... Son verdad.
¿Qué diferencia al sexo de otro tipo de actividad física?
Lo que es realmente interesante e indica lo especial que es el acto sexual como actividad física es que al estudiar la frecuencia cardiaca media que tenemos al realizar las actividades cotidianas de la vida diaria y compararlas con las del acto sexual vemos que el coito requiere unas frecuencias cardiacas ligeramente menores (117 l/min) que las actividades rutinarias diarias. Esto quiere decir que la actividad sexual supone un menor esfuerzo del corazón que un día normal y se asocia una actividad física moderada. Esto explica por qué las personas que sufren enfermedades del corazón tienen muy poco riesgo, menos de un 5%, de volver a sufrir un infarto cuando realizan el acto sexual.
De hecho, la evolución de nuestra FC y el incremento de nuestra tensión arterial durante la actividad sexual no se comportan del mismo modo que en cualquier otro ejercicio. Por eso el control de la FC y la tensión arterial, en este ejercicio en concreto, no es válido para establecer el consumo de energía. Durante el acto sexual consumimos más energía ("quemamos más calorías") con menor esfuerzo cardiovascular. Todo este beneficio en un tiempo record de 25 minutos de media. De la misma manera, el acto sexual no deja de ser un ejercicio físico con un alto grado de repercusión psicológica, porque resulta muy satisfactorio.