Intolerancia a la lactosa: diagnostico y tratamiento

No tomar lácteos no tiene que ser un problema en la vida diaria de cualquier persona

Anabel Fernández

Intolerancia a la lactosa: diagnostico y tratamiento
Intolerancia a la lactosa: diagnostico y tratamiento

La lactosa es el azúcar presente de forma natural en la leche y los lácteos. Es una molécula formada por dos azúcares, la glucosa y la galactosa, unidos por un enlace.

Nuestro intestino sólo puede absorber los azúcares simples separados (glucosa o galactosa) y por ello utiliza una enzima (la lactasa) que rompe este enlace. Un intolerante a la lactosa no dispone de suficiente cantidad de este enlace y no será capaz de separar y absorber la lactosa.

Ésta sigue su camino por el intestino sin ser absorbida por lo que es utilizada por los microorganismos que viven en nuestra luz intestinal generando gases, hinchazón abdominal, diarrea o heces pastosas.

¿Cómo se diagnostica?

Muchas personas reciben el diagnóstico debido a sus síntomas. Es decir, el médico lo deduce cuando le explican el malestar que se produce tras tomar leche u otros productos lácteos. De todas formas, la mejor manera de diagnosticarlo sería con una prueba de hidrógeno espirado.

¿Qué es el test de hidrógeno espirado?

Las bacterias de nuestro intestino son capaces de descomponer los azúcares liberando hidrógeno que pasa a la sangre y de ahí al pulmón. Por eso, en este test te harán tomar solución con lactosa parar observar, después, cuánto hidrógeno espiras haciéndote soplar en un pequeño aparato. Si sube demasiado es que tu intestino no es capaz de absorber correctamente este azúcar.

¿Cómo se trata?

Intolerancia a la lactosa: diagnostico y tratamiento

Intolerancia a la lactosa: diagnostico y tratamiento

Se trata con una dieta sin lácteos o sin parte de ellos variando en función del grado de intolerancia. Si tu intolerancia es severa, deberás evitar todo tipo de lácteos y derivados, pero también productos que contengan pequeñas cantidades de lactosa o incluso algunos medicamentos.

Si, como es más habitual, tu intolerancia no es tan severa, seguramente no toleras la leche, pero sí toleras derivados fermentados como el yogur o el queso ya que la cantidad de lactosa que contienen es menor.

¿Qué debes tener en cuenta si eres deportista e intolerante a la lactosa?

Los lácteos no son un alimento imprescindible en nuestra alimentación por lo que eliminarlos de tu dieta no tiene por qué ser un problema ni siquiera si practicas deporte. Además, a día de hoy existen muchas alternativas a la leche como bebidas vegetales o productos sin lactosa.

De todas formas, muchos deportistas toman proteína de suero de leche o proteína whey para recuperarse después de los entrenamientos o competiciones. Depende de tu grado de intolerancia puedes notar molestias digestivas consumiendo este tipo de productos debido a que la proteína puede estar contaminada con partes de lactosa.

Si quieres evitar estas molestias puedes tomar proteínas de suero aisladas u otro tipo de proteínas provenientes de otras mezclas de proteínas vegetales o, simplemente, completar la proteína que necesitas mejorar a través de tu alimentación.