Ajo, el antibiótico natural

Desde la antigüedad se conoce al ajo como el mayor antibiótico natural por sus virtudes antisépticas contra un amplio espectro de bacterias, virus y hongos.

Yolanda Vázquez Mazariego

Ajo, el antibiótico natural
Ajo, el antibiótico natural

Su acción antibiótica se debe a una enzima, la alicinasa, que produce la alicina. Es tan potente que un miligramo de alicina tiene la misma actividad antibacteriana que quince unidades de penicilina. También contiene disulfuro de alilo y complejos volátiles como el éster alquil-tio-sulfínico. Estos se distribuyen rápidamente, de la sangre hasta la piel llegando a todos los rincones del cuerpo.

Cuando se añade ajo a una placa con bacterias, estas dejan de crecer. Trabaja como un antibiótico porque tiene una acción bacteriostática, o que inhibe el crecimiento y reproducción de microorganismos, y bactericida, es decir, que también los mata. Es útil en infecciones respiratorias y digestivas y tiene un efecto a distancia, sólo el olor mantiene una habitación estéril sin tener que ingerirlo.

El ajo es un antibiótico de amplio espectro contra:

  • estreptococos
  • estafilococos (infecciones y abcesos)
  • eschirichia coli (diarreas)
  • microbacterias (tuberculosis), etc.

Tiene además la ventaja de que respeta la flora bacteriana.

También funciona contra la micosis por hongos y en uso externo se puede aplicar contra el pie de atleta y otras micosis cutáneas.

 

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