Travesías: 5 errores que evitar y 5 trucos para mejorar

Si tu reto tiene nombre de nado en aguas abiertas, ¡no te puedes perder estos consejos para acabar con éxito tu travesía!

Alfonso Maltrana

Travesías: 5 errores que evitar y 5 trucos para mejorar
Travesías: 5 errores que evitar y 5 trucos para mejorar

¿Llevas tiempo nadando y por fin, este verano, te vas a atrever a participar en una travesía? ¡Enhorabuena! Ahora, a disfrutar… pero para hacerlo de verdad, hay ciertos errores que no debes cometer y algunos consejos que van a facilitarte mucho las cosas.

Si además tienes la posibilidad de entrenar en el mar, ¡estas son las claves para que triunfes con tus entrenos!

 

Errores


1. Dudar de  que vas a conseguirlo

Al ser distancias normalmente más largas de las que sueles nadar, es probable que en algún momento de la prueba dudes de que vayas a lograr terminarla. Si has elegido bien tu reto en función de tus posibilidades reales y comienzas a dudar de ti, relájate, párate si lo necesitas, tómate unos segundos y vuelve a nadar alegrándote de superar cada brazada. Tienes que sentir que al hacer fuerza con cada brazo, en cada brazada, estás más cerca de lograr tu objetivo. No dudes de ti, confía en ti. Los retos siempre conllevan algo de esfuerzo… si no, ¡no serían retos!


2. Olvidarse la aplicación de espray antirozaduras o vaselina...

En todas las zonas de rozamiento que se crean durante la prueba, ya sea por el roce producido por el propio gesto de la natación (como en la axila) o por el roce del neopreno con el cuerpo, como por ejemplo en el cuello. El roce puede ocasionar heridas que te pueden llevar a subirte a la barca o abandonar antes de tiempo.

3. Respirar siempre hacia el mismo lado

Vas a tragar mucha agua salada, te lo aseguro, porque la dirección de nado cambia de una a otra travesía, y no siempre se ajustará al lado que dominas. Obviamente, la dirección del oleaje cambia de una travesía a otra, pero además esos cambios en la dirección pueden ocurrir de forma impredecible incluso dentro de una misma travesía.

4. Estrenar gafas

Antes de la travesía debes haber utilizado las gafas al menos una vez. Al igual que las zapatillas al correr, las gafas se tienen que ajustar a ti y las tienes que ajustar para que sean confortables durante largos periodos de tiempo. Si no lo haces, hay muchas probabilidades de que te entre agua, te hagan daño en la cuencas de los ojos, etc.

5.Comer exageradamente hidratos de carbono el día anterior

Se ha comprobado que es más conveniente hacer una buena carga de carbohidratos la semana anterior, para el último día ingerir preferentemente algo de fruta y proteínas, bien sea carne o pescado, según estés acostumbrado.


Consejos

1. Si te sorprende un calambre en el agua párate, estira la zona, y podrás continuar sin muchos problemas.

Si tienes posibilidad de hidratarte e ingerir alimentos ricos en potasio como plátano, irás aportando a tus músculos el agua y los sustratos necesarios para que esa fatiga y los calambres musculares no reaparezcan. Eso sí, retoma el nado de forma progresiva, usando la zona afectada poco a poco.

2. Aprende a estirar y flotar relajadamente dentro del agua.

Ya no por superar calambres como en el consejo anterior. A veces es muy importante parar un momento, descansar y volver a nadar.  Ya no solo por darte un respiro, sino para que los momentos de no nado y de orientación más complicados te sirvan para descansar físicamente.

3. Lleva siempre dos pares de gafas:

Preferiblemente unas para días soleados y otras para días nublados para poder ver perfectamente con independencia del clima del día “D”. Además y más importante aún, lleva dos pares de gafas siempre en tu mochila para poder participar si se te rompen las gafas “titulares” justo el día previo o justo antes de comenzar la travesía. Así de simple. Te vas a evitar mucha tensión innecesaria.

4. Tómate tu primera travesía como un “paseo acuático”

Coge tu propio ritmo, no te dejes llevar por la presión de los demás compañeros de travesía, o por el vibrante momento de la salida. Es la mejor forma de asegurarte que finalizas. Y lo mejor de todo es que te vas a quedar con ganas de más y de repetir lo antes posible.

5. Métete en el mar antes de la prueba, aunque sea a la altura de la cadera.

Hay varias razones. La primera, para calentar mínima y específicamente. La segunda, para ver cómo se comporta en “ese momento” el mar en cuanto a corrientes y oleajes se refiere, ver la intensidad y la frecuencia de las olas, y la orientación de las mismas.

En definitiva, con estos consejos y una frecuencia de natación durante el invierno suficiente para la prueba que te hayas propuesto superar, seguro que tus experiencias con el mar te engancharán y provocarán que las repitas más pronto que tarde.

Longitud de la travesía Mínimo que debes haber nadado durante el invierno
 1.000 m  2 días por semana, 1.000 m por sesión
 2.000 m  3 días por semana, 1.500 m por sesión
 3.000 m  3 días por semana, entre 2.000 y 2.500 m por sesión
 5.000 m  4 días por semana, entre 2.500 y 3.000 m por sesión