Ha habido un antes y un después en la vida de Mireia Belmonte desde que en septiembre de 2010 el francés fichó como director técnico del Club Natació Sabadell y comenzó a entrenarla.
Junto a Fred Vergnoux, la nadadora consiguió sus dos primeras medallas olímpicas, en Londres 2012, y ha hecho realidad su sueño de proclamarse campeona olímpica en Río 2016. Quedó claro que la de Badalona considera que ha sido un trabajo en equipo cuando instantes después de recibir la medalla se la quitó y se la puso a su entrenador ante el presidente del CSD y muchos medios de comunicación.
Fred Vergnoux: "Pocos tienen la determinación que Mireia siempre ha demostrado"
¿Qué crees que convierte a Mireia en una deportista tan especial?
Su determinación y su visión. Cuando se fija un objetivo, hace todo lo que toca para conseguirlo. Pocos tienen su determinación en los entrenamientos y las competiciones. Mireia sabe leer perfectamente lo que viene y cómo anticipar tanto los ciclos de entrenamientos como las competiciones.
¿En qué es en lo que más habéis tenido que trabajar a lo largo de estos años?
En todo. Estos cuatros años han sido los primeros en los que hemos tenido la oportunidad de trabajar juntos durante todo el ciclo olímpico. Convertir a una subcampeona olímpica en una campeona olímpica ha sido un trabajo durísimo a todos los niveles. Nuestro reto ha sido contemplar todos los parámetros de la preparación y estar lo mejor posible en cada uno de estos aspectos. La idea ha sido llegar a Río con la preparación óptima, tanto física como estratégica y mentalmente.
¿Cuántas personas forman vuestro equipo de trabajo?
Hay mucha más gente detrás, pero a lo largo de la temporada trabajo de forma constante con 5 personas, tanto en el CAR de Sant Cugat como en Sierra Nevada. Es el mismo equipo con el que trabajo desde que llegué a España. Me encargo de coordinarlo todo, pero cada profesional que está en permanente contacto conmigo trabaja a su manera con Mireia. Confío plenamente en ellos.
¿Por qué crees que funciona tan bien vuestra relación entrenador-deportista?
Porque estamos en el mismo mundo, con el mismo objetivo y sabemos qué camino toca para lograr nuestros retos. Tenemos una relación muy sincera, y confiamos en ella. Hemos vivido momentos dulces, pero han sido los momentos duros y de soledad los que nos han permitido llegar a Río en el mejor estado de forma, con una relación intocable entre nosotros, de máxima exigencia. Por mi parte, siempre he procurado mantener a Mireia con los pies bien puestos en el suelo.
Hemos visto a Mireia corriendo carreras de montaña, ¿cómo crees que le ayuda en el agua?
Antes que nadadora, Mireia es una deportista. Tiene una gran capacidad de adaptación a cualquier disciplina deportiva. Los deportes extra no solamente contribuyen a mejorar tu preparación general, también nos ofrecen una multitud de retos. Le ayudan a mantenerse motivada, a crecer mentalmente.
También nos sirven para entrenar la capacidad de sufrimiento en un medio que no es el propio, en el que a veces puede no encontrarse cómoda.
¿Cuál crees que es el entrenamiento más novedoso que estéis realizando o que hayáis realizado?
Por ejemplo… ¡nadar con espalda de esgrima! (se ríe). Pienso que el trabajo de fuerza que hacemos es bastante novedoso y muy interesante para nadadores. El famoso trabajo subacuático que hemos hecho en Sierra Nevada, y que ha sido clave en la obtención del oro olímpico, ha sido muy novedoso. Siempre me gusta utilizar la ciencia para buscar nuevos modelos de mejora.
¿Seguiréis adelante con las pruebas de aguas abiertas?
Pienso que sí, es una prueba muy dura y que ayuda mucho al desarrollo del carácter competitivo. Y además, Mireia tiene la fisiología para competir bien en esta modalidad. Le falta experiencia.
¿En algún momento has pensado que no merecía la pena o que no ibais a lograr el objetivo de que Mireia se colgara un oro olímpico?
Siempre merece la pena cuando te pones el reto de ganar unos Juegos. Lo de Mireia es algo que merece mucho, mucho respeto: decir en 2012 que va para ganar el oro en 2016 y hacerlo… ¡eso es Mireia! ¡Chapeau! Pero sí, hemos pasado por momentos difíciles. Fue complicada la decisión de no competir en el mundial de Kazan en 2015 para que se recuperara de sus hombros. A un deportista no le puedes quitar las ganas de competir, para eso se levanta a las 6 cada día y entrena casi todo el año. Pero superamos aquella situación y ahora podemos decir que también gracias a eso hemos aprendido más sobre nosotros mismos y nos hemos vuelto más fuertes.
¿En qué objetivo deportivo habéis fijado la vista ahora?
En el mundial de Budapest 2017. La última medalla que le falta a Mireia es un oro en un mundial en piscina de 50 m y creo que lo tiene bien claro, lo quiere conseguir. Después, ya se verá…